Entradas

Sexualidad femenina: de los mitos al placer

Uno de los Derechos Sexuales Universales es el derecho a la información científica, condición fundamental para desterrar mitos que coartan el camino a la satisfacción sexual. La sexualidad femenina ha estado severamente castigada por falsas creencias, prohibiciones y tabúes que aún hoy siguen afectando a las mujeres de América Latina. Son siglos de un machismo destructivo, no solo de las iniciativas eróticas femeninas sino también del placer de los hombres que se ha limitado a lo estrictamente genital.

Necesitamos superar estos viejos vicios que tanto mal nos han hecho, y por eso pensé en presentarte los mitos sexuales femeninos que más frecuentemente se presentan en la vida cotidiana.  

 

El verdadero orgasmo femenino se produce durante el coito vaginal.

De alguna manera lo que se sostiene desde un paradigma machista es que para que la mujer goce, necesariamente debe existir un pene (y por supuesto un hombre). Hombres y mujeres nos seguimos creyendo este cuento, que no tiene un fundamento físico: el estímulo sexual más importante para el orgasmo femenino es externo, involucrando al glande del clítoris, y no vaginal. Por supuesto, la mujer goza de la penetración, se excita, siente plenamente a su pareja, pero eso no garantiza un orgasmo ya que requiere de un estímulo específico –caricias, sexo oral, vibraciones- de “su majestad, el clítoris”. Los estudios científicos demuestran que más de la mitad de las mujeres responden a este patrón de funcionamiento orgásmico.  

 

La mujer necesita tener orgasmos múltiples para sentirse satisfecha.

Es en realidad otro condicionamiento impuesto por hombres al placer de las mujeres. Si bien es verdad que la capacidad orgásmica femenina es superior a la masculina, las estadísticas arrojan que cuatro de cada cinco mujeres están satisfechas con un orgasmo y no necesitan más. Por supuesto que es legítimo que busques incrementar tu capacidad orgásmica, pero eso sí, que no se convierta en una exigencia, tú debes gozar a tu manera.

 

Sexualmente la mujer es pasiva y el hombre activo. 

Los roles estereotipados empobrecen la sexualidad, definitivamente. La equidad de género también se metió entre las sábanas, y así las mujeres dueñas de su cuerpo y de su placer se dan permiso para buscar, para pedir, para estimular y para poner límites. Lamentablemente muchas parejas siguen pensando así en términos de pasividad femenina y actividad masculina, lo cual limita sus posibilidades de goce y su repertorio sexual. Recuerda: tanto hombres como mujeres tenemos el mismo derecho a ser protagonistas activos de nuestra sexualidad.

 

Si una mujer no se excita sexualmente es responsabilidad de su pareja.

Es cierto que en algunos casos este concepto resulta acertado, ya que no siempre la pareja es tan abierta y dispuesta a estimular a la mujer como ella desea, pero suelen ser otras las razones para esta falta de excitación. Por ejemplo conocimiento insuficiente de las propias zonas erógenas y formas de estimulación, vergüenza para expresar lo que se desea, delegación en la pareja de la responsabilidad de darle placer.

 

La mujer tiene menos necesidades eróticas que el hombre. 

La mujer tiene necesidades eróticas, como el hombre, pero diferentes. En general su búsqueda no está tan enfocada en lo coital o lo genital, sino más en lo afectivo, el oído, el tacto, el olfato, el romanticismo, la seducción, la preparación del ambiente, el sentirse atractiva para su pareja. Entonces el hombre tiene (en promedio) una necesidad coital y orgásmica mayor que la mujer, pero si nos referimos a necesidades eróticas (que son mucho más amplias que las sexuales) no podemos decir lo mismo. La mujer necesita del erotismo como fuente de autoestima, de salud, de feminidad, de afecto y de unión con la pareja.

Espero que compartas estos mitos y sus correspondientes aclaraciones con tus amigas, con tu pareja, con la gente que conoces. Necesitamos más y mejor información para derrotar al analfabetismo sexual y construir juntos una sociedad sexualmente saludable.

 

Rejuvenecimiento Sexual y Genital

El impacto del paso del tiempo constituye una de las grandes preocupaciones de las personas en la actualidad y los ámbitos sexual y genital no son la excepción.

Para la mujer, la forma como siente y percibe su región genital puede influir en su desempeño sexual, en referencia al disfrute, la comodidad, la autoestima y la seguridad.

Con el paso de los años, los partos, las variaciones en el peso, entre otras situaciones se pueden experimentar cambios en los genitales que aunque sean parte del proceso natural, no significa que no tengan solución.

Mejorar la apariencia y la calidad de los tejidos de los genitales femeninos cuidando su funcionalidad se denomina rejuvenecimiento sexual y genital, y se realiza con el fin de mejorar no solo las relaciones en pareja sino también la calidad de vida mediante diversos procedimientos.

En Femclinic, ofrecemos una novedosa herramienta para lograrlo: el láser de CO2 fraccionado que estimula la formación de nuevo colágeno provocando un rejuvenecimiento del tejido genital, no es doloroso y se ha demostrado científicamente su efectividad en la reestructuración, la elasticidad y la lubricación vaginal.

Láser y disfunción del piso pélvico

La disfunción del piso pélvico abarca alteraciones vesicales, genitales y sexuales relacionadas con la alteración en el soporte de los órganos pélvicos, tienden a aumentar con la edad pero no discriminan un grupo etáreo específico.

Las alteraciones del piso pélvico tiene múltiples causas y un amplio espectro de síntomas que afectan la calidad de vida.

Dentro de las diferentes opciones de tratamiento, se encuentran terapias no invasivas y/o quirúrgicas.

El uso del láser ginecológico es un tratamiento no invasivo que se utiliza en re-sequedad o atrofia vaginal (por defectos hormonales, después del embarazo, en la menopausia o por uso de anticonceptivos), dolor con la penetración en la relación sexual, laxitud o amplitud de las paredes vaginales (sensación de vagina ancha con poco o ausente roce durante el coito) e incontinencia urinaria de esfuerzo (escapes de orina con tos, estornudos, risa. etc).

El láser se aplica en la zona a tratar de forma externa en vulva o en vagina en la cual se  introduce una pieza guiada por un anillo externo diseñada especialmente para la cavidad vaginal que es más delgada y desliza más fácil que un espéculo cerrado. Se aplica el láser en distribución circunferencial abarcando toda la superficie vaginal, el láser ingresa con calor controlado (sin quemar el tejido) a la mucosa vaginal en forma de columnas de pocas micras de tamaño.

El tratamiento láser no es doloroso, no requiere anestesia ni incapacidad y toma aproximadamente 10 minutos su realización.

El efecto del láser consiste en revitalizar y rejuvenecer los tejidos vaginales y vulvares el cual ha sido demostrado con un amplio soporte científico. Los efectos incluyen: un aumento exponencial de la producción de colágeno y elastina gracias a la estimulación de los fibroblastos y contracción del tejido con restauración del tensado normal. El número de sesiones y la energía aplicada en el láser varía según requerimiento de cada paciente.

El sistema de CO2 más utilizado, pionero en el uso de láser ginecológico, con más evidencia y con más publicaciones en revistas indexadas y que demuestra efectividad y seguridad es el láser de CO2 SmartXide de la casa italiana DEKA, con el cual contamos en Femclinic para ofrecer tratamientos altamente confiables a nuestras pacientes.